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Mostrando las entradas etiquetadas como José Aurelio Sandí Morales

La utilización de la fecha del 15 de setiembre por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica en sus publicaciones oficiales

Las autoridades católicas utilizaron la fecha del 15 de septiembre como una fecha para la publicación en los periódicos El Eco Católico y La Unión Católica sobre temáticas asociadas al rol de la independencia en la vida de la nación, así como una fecha para expresar sus posturas sobre temas relevantes para la sociedad de la época. Las publicaciones se caracterizaron por ser un recopilado de menciones hacia el 15 de septiembre como día de fiesta, a la vez en ellos se exaltaban los sentimientos de entusiasmo y patriotismo por el significado que tenía la independencia para los costarricenses. Estas publicaciones coincidían con los intereses de los gobernantes civiles en el esfuerzo por establecer la fecha de independencia como un día de fiesta, unión y regocijo, por lo que demostraban la existencia de intereses en común entre los poderes y reforzaban la idea de que era necesario mantener los vínculos fuertes entre ambos. Las publicaciones compartían menciones directas a la libertad obteni

La fiesta nacional del 15 de setiembre en las publicaciones de la Curia de San José, 1883-1900

Las últimas dos décadas del siglo XIX en Costa Rica, estuvieron marcadas por un periodo de confrontaciones fuertes entre las autoridades eclesiásticas y el gobierno costarricense. Esto debido a acciones políticas que la cúpula de la Iglesia católica consideró un intento de distanciamiento entre ambas instituciones, así como un alejamiento de la sociedad respecto de la fe católica. Ante este panorama, la jerarquía de la Iglesia llevó a cabo acciones con la intención de detener estos procesos, y, por ende, no dudó en resaltar la importancia de la Iglesia católica en general en la construcción de una identidad costarricense. Como parte de las acciones se realizaron publicaciones en periódicos controlados por la jerarquía católica: El Eco Católico y La Unión Católica. Estas publicaciones representaron la posición de este grupo sobre la necesidad de preservar la unión entre las autoridades eclesiásticas y civiles, prueba de ello fueron las críticas a la exclusión de la participación de los

Los representantes diplomáticos de la Santa Sede en Costa Rica y su actuar en medio de las celebraciones de la independencia 1908-1921

En el año de 1908, por disposición de la Santa Sede y aceptación del gobierno de Costa Rica se creó en el país la Delegación Apostólica para Centroamérica, siendo el primer Delegado Mons. Giovanni Cagliero. En el año de 1915 la curia romana tomó la determinación que dicho sitio sea la Internunciatura para Costa Rica, Nicaragua y Honduras, Delegación Apostólica para El Salvador y que Mons. Giovani Marenco procurara ser reconocido como enviado diplomático por la Santa Sede ante el gobierno de Guatemala.  Dentro de las prerrogativas que tenía el representante papal en estas tierras, era el de ser el Decano del cuerpo diplomático. Dentro de sus responsabilidades estaban el hablar cuando los diferentes diplomáticos residentes en el país se reunían con el presidente. También, era el encargo de comunicarle al resto de representantes extranjeros el horario y día de las reuniones con el poder ejecutivo de Costa Rica. Sin olvidar que, de una u otra manera, debía fortalecer los lazos diplomáticos

Actos y discursos de la jerarquía católica residente en Costa Rica durante la celebración del I Centenario de la independencia: 1921

El primer punto que acá debe ser tratado es el refutar el argumento que circuló por años, en el cual se indicaba que la creación de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica se dio en 1921 como un tipo de homenaje que la Santa Sede dio al país en sus primeros 100 años de vida independiente. La aparición de la Provincia Eclesiástica en 1921 en el país no respondió a ello, sino a un trabajo desarrollado por la Internunciatura desde 1908, así como a los deseos del gobierno civil y hasta por la muerte repentina de Mons. Stork a finales de 1920. Sin embargo, lo anterior no elimina que en aquel año tan simbólico la jerarquía católica no celebrara dicho acontecimiento. Las fiestas civiles y religiosas se desarrollaron en todo el territorio nacional. Para darle un mayor realce al evento, el mismo poder civil le solicitó a la jerarquía católica que diera la orden a las parroquias y sus ciudadanos-feligreses, para celebrar también mediante actos religiosos el primer centenario.    Por ejemplo, en

La participación, legitimación y respaldo de los sacerdotes católicos en las fiestas del 15 de setiembre entre 1824 hasta 1920

Como parte de los elementos heredados desde la colonia y que sobrepasaron al tránsito de la independencia, se encuentra la participación en conjunto de autoridades civiles y religiosas en eventos o fiestas a las cuales se les deseó dar un carácter tanto nacional como solemne. La celebración de la independencia fue una de ellas.  Por ejemplo, como bien ha indicado el historiador David Díaz, desde los primeros años que se celebró el 15 de septiembre como fecha de la independencia, el clero católico fue un actor de primer orden en los eventos realizados en torno a la celebración. Esto lo hacían tomando parte de los actos civiles, pero también ejecutando sus ritos como la eucaristía y el Te Deum . Ambos, como muestra de agradecimiento a Dios por los favores concedidos, pero también porque ambos ritos eran vistos como el aporte que la Iglesia en general daba al decoro y realce de la celebración. Esta visión fue compartida también por los mismos personeros del gobierno. Como muestra de ello,

Una diócesis propia para un país independiente (VIII). En busca de un obispo ante la Santa Sede y un amigo para el Estado: el nombramiento de Anselmo Llorente y Lafuente como un contrapeso.

Creada y delimitada la nueva diócesis para Costa Rica, los gobernantes del país se debieron enfrentar a un terreno ignoto, pues las relaciones con un obispo residente en el país era algo nuevo para ellos. Por ende, era fundamental que aquella persona fuera costarricense, el motivo de este anhelo era, de nueva cuenta, que dentro de Costa Rica gobernaran los costarricenses. Pero también -casi por razones obvias-, el elegido debía ser de la simpatía del clero, cumplir con las exigencias de Roma, pero, sobre todo, ser del agrado del Estado. El deseo de que el nuevo obispo de San José fuese costarricense radicó en un hecho fundamental, puesto que dentro del proceso de consolidación de la independencia y en la creación de un Estado se trató de interiorizar una identidad colectiva: la costarricense.  Es interesante que uno de los rasgos de idoneidad fuera que el obispo debía ser natural del país, pues el gobierno del presidente Juan Mora Porras no realizó en ningún momento un estudio de los p

Una diócesis propia para un país independiente (VII). Ratificación del Estado costarricense: el manejo de la diócesis por parte de la élite gobernante.

Una vez erigida la diócesis, el Estado de Costa Rica, pero más aún la élite gobernante del país manejó la sede catedralicia desde sus intereses, estrechamente ligados a factores económicos, políticos y sociales. En medio del proceso de consolidación de la independencia, así como en el de la construcción de Estado, los gobernantes de Costa Rica buscaron los medios para dejar clara su soberanía. La creación de la Diócesis fue la oportunidad perfecta, para demostrar -entre otros aspectos-, su crecimiento económico. En una información enviada por el Ministro Plenipotenciario en Europa, Felipe Molina, a la Santa Sede se evidenció este crecimiento, el cual, se debió a la producción de caña de azúcar, tabaco y, en particular, de café, que para la década de 1850, ya era exportado a los mercados estadounidense y europeo y era el principal producto que unía a Costa Rica con el mercado mundial. El envío de esta información fue una buena estrategia, pues Roma siempre buscó garantizar que el territ