2.
Convento de frailes capuchinos:
Efectivamente, en algún momento del
año 1949, Mons. Sanabria debió de acordar con los Padres Capuchinos la cesión a
estos del terrero donde se enterraron las víctimas de la epidemia del cólera de
1856. Así, sabemos que el 2 de enero de 1950 Mons. Sanabria escribe al P.
Valenciano informándole del próximo establecimiento de los Padres Capuchinos en
San José, “precisamente en el sitio que
fue Cementerio del Cólera, en donde ellos además de fijar su residencia habrán
de construir la Iglesia o Capilla de Ánimas que fue el objeto para el cual fue
donado aquel terreno. Estoy seguro de que este informe habrá de ser de su pleno
agrado, no solo porque ya se ve próxima una solución al problema de la
construcción de la iglesia de las Ánimas, sino también porque aquel vecindario
aprovechará no poco de los ministerios de los Padres”. Ese mismo día
contesta el Padre Valenciano a Mons. Sanabria felicitándole por su decisión.
El 14 de abril de 1950 desde
Cartago, el Padre Capuchino Fray Rogelio de San Feliú escribe a Mons. Alfredo
Hidalgo, Gobernador Eclesiástico, haciéndole una solicitud “relacionada con los terrenos del antiguo cementerio del cólera, que el
Excelentísimo Señor Arzobispo nos ha cedido. Dichos terrenos hasta hace poco
fueron administrados por una Junta que, al hacernos nosotros cargo, en forma
directa, de realizar las obras en proyecto ha quedado eventualmente disuelta; y
sabiendo que existen en poder del Señor Tesorero unos fondos destinados a
dichas obras, me permito hacer a Su Ilustrísima la sugerencia de insinuar al
Señor Presbítero Rosendo de Jesús Valenciano, Presidente Nato de la referida
extinta Junta, el simple traslado de dichos fondos a los Reverendos Padres
Capuchinos, para iniciar con ellos inmediatamente las obras”. Fechadas los
días 14 y 19 de abril, tenemos dos cartas de Mons. Alfredo Hidalgo dirigidas al
P. Valenciano, trasladándole el encargo de Fray Rogelio de San Feliú.
De ese modo, el 19 de mayo de 1950
tuvo lugar, como decía más arriba, la tercera y última reunión de la Junta
Pro-construcción de la capilla de las Ánimas, formada en mayo de 1949. Esa
tercera reunión fue presidida por el Pbro. Rosendo de Jesús Valenciano, párroco
de la Merced, y su único objeto fue la devolución del dinero que esa junta
tenía en su poder, para que los Padres Capuchinos pudieran emplearlo en la
construcción de la iglesia. En el acta de esa reunión, según la exposición del
Padre Valenciano, se dice que los padres Capuchinos no solo van a construir la
iglesia, sino además “un edificio para
instalar su imprenta en donde se editará la revista “Eco Católico”, en virtud
de lo resuelto por el Señor Arzobispo”.
Los Padres Capuchinos, encabezados
por Fray Rogelio de San Feliú, rápidamente se pusieron manos a la obra y en
poco tiempo levantaron una capilla provisional, inaugurada el 29 de octubre de
1950, y su convento y poco después, el 21 de diciembre de 1952, tuvo lugar la
ceremonia de bendición y colocación de la primera piedra del templo definitivo,
inaugurado finalmente el 4 de abril de 1954 con el nombre de Templo Expiatorio
Nacional a las Ánimas, nombre que conservaría hasta 1985, y dedicado a la
Preciosa Sangre de Cristo. La imprenta en cambio parece que no tuvo éxito,
según explica el Pbro. Enrique Bolaños en su nota antes citada al final de las
actas de la junta de 1949, “por falta de
cooperación y a pesar del sacrificio de los padres capuchinos”. Cabe señalar
que, según los libros de defunciones de la iglesia de Las Ánimas que se
conservan en este Archivo, los funerales comenzaron el 21 de abril de 1953, o
al menos desde esa fecha se lleva registro de los mismos.
La Iglesias de las Ánimas vista desde el Cementerio General |
Fechado en San José, en enero de
1951, tenemos un impreso de Fray Rogelio de San Feliú solicitando materiales de
construcción para levantar el templo con ocasión del Turno previsto los días 3,
4 y 5 de febrero. Dicho impreso va dirigido a Mons. Alfredo Hidalgo, Vicario
General, al que se le pide (en lugar de materiales de construcción) “oraciones y breve referencia en el púlpito”.
El impreso o circular tiene el membrete de “Templo
Expiatorio Nacional a las Ánimas. Padres Capuchinos. Tel. 5510 – Apart. 1028.
San José” y su texto es muy interesante. Comienza exponiendo que el Templo
Expiatorio Nacional a las Ánimas constituía una necesidad para poder encauzar
la piedad a los fieles difuntos y también para rendir culto a la Preciosa
Sangre de Cristo. Sin embargo, “transcurrieron
muchos años sin indicio notable de iniciarse las obras del ansiado Templo
Expiatorio, hasta que el Señor Arzobispo resolvió confiar dicha obra a los
Reverendos Padres Capuchinos, quienes estimulados por la voz del Prelado y
confiando en la Divina Providencia pusieron manos a la obra y la semilla está
ya sembrada. Ahora hace falta el auge y el fruto y esta labor requiere
solidaridad y cooperación. Por eso tiene carácter nacional, y todos los
católicos de la república tienen que contribuir con su óbolo. Y este es el
objeto de la presente carta. Necesitamos materiales de construcción: madera,
arena, ladrillo, tejas, piedra, clavos, cemento, etc. Con motivo del Turno que
vamos a celebrar los días 3, 4 y 5 de Febrero, Usted tiene la oportunidad de
obsequiarnos con (…)”.
Fallecido Mons. Sanabria, Alfredo
Hidalgo, Vicario Capitular, escribe a Fray Eugenio de Bisbal, Reverendo Padre
Custodio Provincial, el 12 de noviembre de 1952: “En contestación a su oficio de fecha del 4 del mes en curso con
respecto a la Residencia de los Padres Capuchinos en esta ciudad de San José
pláceme manifestarle a S.R. que el fallecido Monseñor Sanabria –de grata
memoria- los trajo a ustedes a esta ciudad y les cedió el terreno que está
frente al Cementerio General, con el fin de que allí levantaran su Convento y
una Iglesia dedicada a la Preciosa Sangre y ustedes obedeciendo a aquella
voluntad del prelado difunto, se instalaron en dicho terreno, construyeron ya
provicionalmente [sic] una Capilla que se la conoce por la Capilla de las
Ánimas, y levantaron su Casa donde están actualmente. Me consta lo anterior,
como Vicario General que fui del difunto Prelado y lo que ratifico ahora en mi
calidad de Vicario Capitular”.
Juan Degá Fanés, conocido en la vida
religiosa como fray Rogelio de San Feliú, tuvo sin duda un mérito especial en
la definitiva erección del templo y convento de las Ánimas. Nació en San Feliú
de Llobregat (Barcelona, España) el 2 de mayo de 1912. Profesó en la orden
capuchina el 27 de mayo de 1934 y en diciembre de ese año fue ordenado
sacerdote. Llegó a Costa Rica en 1935, permaneciendo en el convento de San
Francisco de Cartago hasta 1937, año en que se trasladó a Managua.
Posteriormente volvió a residir en el convento de San Francisco de Cartago en
dos periodos (1938 – 1942 y 1945 – 1949), en el segundo de ellos como superior
del convento, y entre ambos periodos fue párroco de Puntarenas. En 1950 estaba
ya en San José consagrado a la empresa de levantar la iglesia y convento de las
Ánimas, donde permaneció hasta 1964. Fue Superior Viceprovincial de Centroamérica
y México entre 1954 y 1961 y párroco en México entre 1964 y 1967. Falleció en
San José el 6 de marzo de 1968. Hacia 1969 se colocó una estatua frente a la
Iglesia de las ánimas, en homenaje a Fray Rogelio de San Feliú, hoy ubicada en
el jardín del Archivo Histórico Arquidiocesano.
3.
Rectoría:
En el año 1973 los frailes
capuchinos solicitaron a Monseñor Rodríguez Quirós, arzobispo de San José, el
traslado de la comunidad de Las Ánimas a alguna parroquia rural u obrera,
juzgando que ahí serían de mayor provecho sus servicios. Atendiendo a esta
solicitud, el 4 de noviembre de 1973 Mons. Rodríguez suprimió la comunidad
religiosa de Capuchinos anexa al templo de las Ánimas, concediéndoles en su
lugar la Parroquia de Taras en Cartago, según puede leerse en el Libro de
Acuerdos nº 15 (Acuerdos, Libro 15, F. 172, A. 52): “… Por cuanto los Reverendos Padres Hermanos Menores Capuchinos de la
Viceprovincia de Centroamérica y México, por medio del Reverendo Hermano
Antonio Pera S., actualmente Vice-Provincial, nos han hecho saber en repetidas
conversaciones personales habidas durante este año de 1973 y por sendas cartas
del 9 de mayo y 24 de octubre del año en curso, que desean suprimir la
Comunidad Religiosa anexa al Templo Arquidiocesano Expiatorio de las Ánimas en
esta ciudad de San José, a causa de la escasez de personal, y además en el
deseo de ofrecer sus servicios ministeriales con mayor eficiencia a nuestra
Arquidiócesis de San José, atendiendo preferiblemente a la acción pastoral en
una parroquia rural confiada a su Orden Religiosa: Hacemos constar que (…) estamos de acuerdo
con los Padres Menores Capuchinos en la supresión de dicha comunidad; y al
mismo tiempo, con mucho gusto, les confirmamos el ofrecimiento que ya habíamos
hecho al Reverendo Padre Vice-Provincial y sus Consejeros de viva voz, a saber,
que (…) confiaremos a su Sagrada Orden la Parroquia de San Nicolás de Tolentino
en Taras de Cartago, ejecutándose simultáneamente la entrega a la Arquidiócesis
del Templo Expiatorio de las Ánimas y la toma de posesión de la referida
Parroquia (…)”.
Meses después, el 9 de junio de
1974, el templo de las Ánimas fue elevado a la categoría de Rectoría (Acuerdos,
Libro 15): Mons. Carlos Humberto Rodríguez Quirós, Arzobispo de San José, “por cuanto los Reverendos Padres Hermanos
Menores Capuchinos, de la Viceprovincia de Centroamérica y Méjico, han
suprimido, con anuencia nuestra (…), su Comunidad Religiosa anexa al Templo
Arquidiocesano Expiatoria [sic] de las Ánimas en esta ciudad de San José como
consta en nuestro documento sobre el particular con fecha 4 de noviembre de
1973; hemos tenido a bien erigir, como por el presente Acuerdo erigimos, el
mencionado Templo Expiatorio de las Ánimas en Rectoría Independiente (…). El
Rector será auxiliado por una Junta Edificadora (…) para la conservación del
templo y su conveniente arreglo, la solución adecuada de los diferentes
problemas que puedan presentarse sobre existentes derechos en materia de
sepelios, así como el arreglo también de las dependencias anexas a la Rectoría
(…)”.
Días después, el 16 de junio, el
Pbro. Reinaldo Pol de Iparraguirre fue nombrado Rector del templo (“… Durante el primer mes y medio tendrá
como auxiliar al Reverendo Padre Fray Ignacio de Manresa, O. F. M. Cap….”)
y el Pbro. Leonardo Andrade, Coadjutor de dicho templo.
El 28 de octubre de 1974 se nombra
al Padre Ignacio de Manresa, O. F. M. Cap., Párroco Encargado de la Parroquia
de San Nicolás de Tolentino en Taras de Cartago: “…en conformidad con el convenio celebrado de viva voz y confirmado por
nuestra carta del 7 de junio de 1973 al Reverendo Padre Fray Antonio Pera S.,
Superior Vice-Provincial de los Hermanos Menores Capuchinos, sobre la
aceptación que los Padres de la Orden harán de alguna Parroquia o comunidad
obrera o rural a ser posible cercana a Cartago”.
De este modo, el primer Rector del
Templo Expiatorio Nacional a las Ánimas, nombre que mantuvo todavía unos años,
fue Reinaldo Pol de Iparraguirre, entre 1974 y 1980. Le siguieron inicialmente
los Pbros. Alberto Cordero A. (1981 – 1985) y Alfredo Tosso Rojas (1985 –
1996). Precisamente, con ocasión del nombramiento de éste se utiliza por
primera vez el nombre actual del templo: Rectoría Preciosa Sangre de Cristo,
nombre que mantiene en lo sucesivo en sustitución del que tuvo desde su
fundación.
La Iglesia y el Archivo desde el Cementerio General |
En enero de 1996 la Rectoría se
encomendó al cuidado pastoral de la Congregación del Oratorio de San Felipe
Neri en Costa Rica, a la que desde el año 1990 se había encomendado la
Parroquia de San Cayetano. Así, ya el 12 de enero de 1996 se nombró al Padre
José Alberto Delgado Arias, Superior de los Oratorianos de Costa Rica, Rector
de la iglesia de Las Ánimas: “Reverendo
Padre José Alberto Delgado Arias d. O., Rector del Templo Votivo a la Preciosa
Sangre de Cristo: Muy estimado Padre Delgado: Al quedar vacante el oficio de
Rector del Templo Votivo a la Preciosa Sangre de Cristo, que pertenece al
territorio parroquial de Nuestra Señora de La Merced en San José, tengo mucho
gusto en comunicarle que por las presentes letras nombro a usted como Rector de
la iglesia antes mencionada…”.
Unos días después, podemos ver en
los libros de acuerdos la cesión de esta Rectoría a la congregación de
Oratorianos: Contrato entre Mons. Arrieta y el P. José Alberto Delgado Arias,
Prepósito de la Congregación de San Felipe Neri en Costa Rica, “para la concesión y cuidado pastoral de la
Rectoría de la Preciosísima Sangre de Cristo en la ciudad de San José: (…)
teniendo en cuenta que los Reverendos Padres Oratorianos han solicitado al
Señor Arzobispo de San José [la concesión de la Rectoría], por motivo del
crecimiento de los miembros de la Congregación y de contar con un número
suficiente de ellos para la atención de la Parroquia de San Cayetano (…)”.
Por ello, ambas partes acuerdan que “la
Rectoría de la Preciosísima Sangre de Cristo se encomienda al Oratorio de San
Felipe Neri en Costa Rica por un periodo de cinco años, a partir del día 29 de
enero de mil novecientos noventa y seis, hasta el día veintinueve de enero del
año dos mil uno”, espacio de tiempo prorrogable de común acuerdo.
Esa breve etapa de administración de
Las Ánimas por la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en Costa Rica
terminó el 23 de abril de 1999, fecha en la que Mons. Arrieta encomendó a la
Curia Metropolitana el cuidado pastoral de la Rectoría, así como la
administración de sus instalaciones, nombrando ese mismo día al Padre Guido
Madrigal Quirós, también Oratoriano y asistente de la Cancillería de la Curia
Metropolitana, responsable del cuidado pastoral del templo.
Al Padre Guido Madrigal han seguido
en la Rectoría una serie de sacerdotes diocesano. Así, el 22 de enero de 2001
se nombró Rector al Pbro. Gonzalo Valverde Elizondo; el 6 de mayo de 2002, al
Pbro. José Alberto Quirós Castro; el 2 de febrero de 2004, al Pbro. William
Rodríguez L.; el 17 de diciembre de 2004, al Pbro. José Luis Sánchez Cases; al
Pbro. Orlando Campos Matarrita el 15 de enero de 2007; al Pbro. Roger Campos
Montero el 6 de enero de 2012; y al Pbro. Mavin Benavides Campos, que es el
actual Rector y Párroco de La Merced.
4.
De convento a Archivo Histórico Arquidiocesano:
En relación con las instalaciones
que actualmente ocupa el Archivo Histórico Arquidiocesano es poco lo que puede
averiguarse a partir de la documentación consultada. SÍ podemos concluir que su
origen es el convento que los frailes capuchinos construyeron antes del 12 de
noviembre de 1952, fecha de la citada carta de Mons. Hidalgo a Fray Eugenio de
Bisbal. Por un plano fechado en junio de 1955 podemos ver que el convento se
encontraba pegado a la Avenida 10 en el costado Este de la Iglesia, igual que
el actual edificio del Archivo Histórico Arquidiocesano, pero ocupando una
superficie sensiblemente inferior, pues no llegaba hasta la Calle 20.
Posteriormente debió de ser ampliado, dado que en los primeros planos de la
remodelación del edificio para reconvertirlo en Archivo (fechados en julio de
1999) puede apreciarse que el edificio ya alcanzaba la Calle 20 exactamente
igual que en la actualidad.
El Archivo y el templo vistos desde la Avenida 10 |
Veíamos cómo en abril de 1999 la
Curia Metropolitana asumió la administración de la Rectoría. Se decidió
trasladar el Archivo Histórico Arquidiocesano, ubicado entonces en el edificio
de la Curia Metropolitana, al antiguo convento y después casa cural de las
Ánimas, para lo cual hubo que remodelarla por completo. Las obras empezaron en
el segundo semestre del año 1999, a principios del 2000 hubo un cambio en la
dirección técnica y en la empresa constructora y finalmente el Archivo pudo
inaugurar sus nuevas instalaciones en noviembre del año 2000. Especialmente, en
la planta baja se remodeló toda el área ocupada actualmente por los depósitos,
el espacio ocupado actualmente por el salón de reuniones y las dos oficinas más
próximas al mismo y casi toda la fachada que da al jardín. El segundo piso y la
fachada en torno a la puerta principal se construyeron entonces.
Pablo Durand Baquerizo
Jefe Archivo Histórico Arquidiocesano
Curia Metropolitana
Buenas tardes, busco información sobre Fray Exuperio, padre Alfredo Rincon Gallardo,ustedes me pueden guiar por favor .
ResponderEliminarBuenas tardes:
ResponderEliminarPara poder contestarle necesitaría que me facilitara más información. Por ejemplo, fechas y lugares de existencia, parroquias o instituciones donde sirvieron...
Si fueron religiosos capuchinos, sería recomendable que dirigiera la consulta al convento que esta orden religiosa tiene en Cartago.
Un cordial saludo.
Me gustaría obtener mayor información del Padre Pol y de la visita de San Juan Pablo II.
ResponderEliminarBuenos días:
ResponderEliminarSobre el Padre Pol disponemos de un pequeño dossier con su curriculum vitae y recortes de periódicos y complementariamente algo de información en la colección denominada Album del Clero. Sobre la visita de San Juan Pablo II a Costa Rica, disponemos de fotografía y toda una colección de recortes de prensa.
Un cordial saludo.
Hola, se podría conseguir algún modo de comunicarse con el padre Alfredo Tosso Rojas..
ResponderEliminarGracias..
Buenas tardes:
EliminarSegún la publicación "Sacerdotes diocesanos y religiosos en Costa Rica" de Óscar Lobo Oconitrillo, el Padre Tosso, una vez pensionado residió en Llorente de Tibás y falleció en 2014. Esta última información ha sido corroborada mediante la consulta de la web del Tribunal Supremo de Elecciones.
Un cordial saludo.
Excelente publicación.
ResponderEliminarGracias por estos excelentes aportes.
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