Concluida la Batalla de Rivas , a causa de la epidemia desatada por el contagio del cólera, el ejército expedicionario costarricense tuvo que devolverse a territorio nacional. Con la vuelta del ejército entraba también la enfermedad. Ante tal flagelo, el papel jugado por los sacerdotes -en los casos donde no salieron huyendo- y por la misma jerarquía católica, en su esfuerzo por evitar la propagación de la enfermedad y en la difusión de posibles remedios para la misma, fue de gran importancia. La sección de Fondos Antiguos del Archivo de la Curia Metropolitana , custodia una gran cantidad de cartas dirigidas tanto por el Gobierno a la jerarquía católica como de ésta a los presbíteros y viceversa sobre las medidas que se tomarían con respecto a la epidemia. El 12 de mayo de 1856 llegó una carta a Mons. Llorente, en la que se le comunicó que la comarca de Puntarenas estaba siendo atacada por el cólera. En este mismo documento, firmado por Rudecindo Guardia, se le informaba al prela...
Publicación del Archivo Histórico Arquidiocesano "Monseñor Bernardo Augusto Thiel" (San José, Costa Rica)