A propósito de los 100 años de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica (I): El encargado de la división
El próximo 16 de febrero del 2021 se celebrarán los 100 años de la erección de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica. Por motivo de este acontecimiento en la vida religiosa y hasta política, social y cultural del país es que se ha preparado una secuencia de artículos que presentan los entretelones de dicha creación. Se debe de dejar claro que este hecho no se dio por generación espontánea ni por la decisión de una sola persona.
En primer lugar, se enmarca como parte de un proceso histórico de duración media, al menos desde 1908 hasta 1921. En el mismo tuvieron cabida, a causa de los deseos que emanaban desde la colina Vaticana, los trabajo que debían realizar los enviados pontificios en la región, la injerencia gubernamental y hasta los anhelos y caprichos de una parte del clero costarricense que soñaba con ser prelado de una de las nuevas sedes episcopales.
Los artículos tienen como base la información recopilada y analizada durante la investigación que permitió desarrollar una tesis doctoral presentada en la Scuola Normale Superiore di Pisa, Italia, en enero del 2018. En la cual quien suscribe debió para su buena conclusión consultar fuentes de diversos archivos como lo son: Archivo de Propaganda Fide, Archivo de la Secretaria de Relaciones Exteriores de la Santa Sede, el Archivo Apostólico Vaticano (antiguamente llamado Archivo Secreto Vaticano). Así como los archivos de los Dominicos en Roma y sin olvidar diversos acervos documentales de Costa Rica como lo son el Archivo Nacional, el Archivo de la Arquidiócesis de San José, el Archivo de la Diócesis de Alajuela, la Biblioteca Nacional y el CIDCSO de la Universidad Nacional.
Fue gracia a esta consulta a diferentes fuentes que resguardan estos importantes acervos que se pueden presentar los resultados que acá se expondrán. A causa de la complejidad del asunto, así como de la cantidad de detalles que tuvo la erección de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica se han redactado ocho artículos los cuales verán la luz progresivamente a lo largo del primer semestre del año.
A grandes rasgos los temas a tratar en esta y en las siguientes entregas serán: el o los encargados de llevar adelante la división geográfica de la diócesis de San José, división geográfica de la futura provincia eclesiástica de Costa Rica, deseos, anhelos y nombramientos de los nuevos obispos, explicaciones políticas, diplomáticas y religiosas de la división realizada y exposición de cómo fue vista e interpretada la erección de la provincia eclesiástica en la prensa del periodo.
Ahora bien, teniendo claro estos elementos se inicia la exposición de los resultados.
La idea de crear en el país una provincia eclesiástica, y con ello dividir la diócesis de San José que abarcaba todo el territorio nacional, rondaba desde finales del siglo XIX. Mons. Thiel había insinuado a Roma en una carta la posibilidad de fragmentar no solo la diócesis de Costa Rica sino todas las diócesis-país de Centroamérica.
Antes de 1908, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica tenían una sola diócesis que comprendía todo su territorio nacional. Luego de la llegada al país de Mons. Cagliero como Delegado Apostólico en la región las cosas empezarían a cambiar.
Mons. Cagliero llegó solo con las credenciales diplomáticas para Costa Rica, pero con la tarea de entablar relaciones con los otros países del área. Objetivo que consiguió a medias. Mediante una estrategia diplomática en la que colaboró el obispo de Costa Rica, Mons. Juan Gaspar Stork, logró ser reconocido como delegado apostólico en Nicaragua y Honduras. Sin embargo, no pudo conseguir lo mismo por parte de los gobiernos de Guatemala y El Salvador.
Las indicaciones dadas a Cagliero por Mons. Rafael Merry del Val, Secretario de Estado de Pío X, le sugerían la posible división de las diócesis del área, así como organizar en conjunto con los obispos, la vida religiosa de las repúblicas de la región y enviar constantemente a la Santa Sede descripciones detalladas sobre las situaciones políticas, religiosas, sociales, económicas, culturales y militares de los países de la región.
Cagliero realizó lo solicitado. Por ejemplo, sobre Guatemala le indicó a Roma la necesidad de crear más diócesis debido a la cantidad de fieles y lo lejos que se encontraban ciertos poblados del único obispo existente; por ello, propuso la siguiente división: una diócesis en Quezaltenango compuesta por los departamentos de Quezaltenango, San Marcos, Huehuetenango, Totonicopán y El Quiché, una diócesis en Esquipulas, con sede en Jalapa y compuesta por los departamentos de Santa Rosa, Jutiapa, Zacapa, Chiquimula e Izabal y la arquidiócesis de Guatemala.
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Mons. Giovanni Cagliero (AHABAT, fotografías, 1534-4). |
Con el pasar de los años las divisiones propuestas fueron una realidad. En El Salvador se creó la Provincia Eclesiástica el 11 febrero de 1913, siendo sufragáneas de la arquidiócesis de San Salvador las diócesis de Santa Ana y San Miguel. En Nicaragua se estableció la provincia eclesiástica el 2 diciembre de 1913, con la siguiente división: arquidiócesis en Managua, diócesis en León y Granada y el vicariato apostólico de Bluefields. En Honduras se creó la provincia eclesiástica el 2 de febrero de 1916, cuando se formó la arquidiócesis de Tegucigalpa, gracias al traslado de la diócesis de Comayagua a dicha ciudad, y la creación de la diócesis de Santa Rosa de Copán y del vicariato apostólico de San Pedro Sula. Por su parte, Guatemala vio nacer la arquidiócesis con sede en la capital y la diócesis de Los Altos en Quezaltenango, el 27 de julio de 1921, pero ejecutada hasta años después por el temor a una represalia política. Todo esto gracias al trabajo desarrollado tanto por Mons. Cagliero, como por su sucesor Mons. Marenco.
Ahora bien, sobre el caso costarricense se dieron varios hechos que se deben de tomar en cuenta y que hicieron de él un caso aparte. Aspectos que se verán en la próxima entrega.
José Aurelio Sandí Morales
Universidad Nacional
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